¿Son tristeza?, ¿felicidad?, ¿amor?, ¿desamor?, ¿capricho?...
No, ninguna. Son orgullo.
Orgullo que mi garganta se traga, que mis manos esconden, que mis piernas frenan...
...pero que mis ojos sacan.
Es lógico, si tengo tanta mierda de orgullo atorado en el cuerpo, de alguna manera tiene que salir.
Esa rabia de no tener lo que quiero, de no sentirme como quiero...
Ni cuando me parten el corazón, ni cuando me tropiezo y me caigo, ni cuando te voy a extrañar, ni cuando me acercan la cebolla....
Ni la cebolla me hace llorar.
Tú alzas la voz, yo bajo la cabeza. Tú apuntas, yo disparo. Tú ordenas, yo hago caso.
No nací para que me manden, no nací para que me griten, no nací con tanto orgullo... No nací para llorar.
Veo un espejo, y me reflejo. Mis ojos se reflejan. Mis mejillas se reflejan. El agua se refleja. Mi orgullo, no...
El orgullo es mío.
Nunca lloro, CASI nunca lloro. Ni siquiera el espejo me ve llorar...
Pero mi orgullo tiene que salir, y es ahí cuando lloro.
Entonces, el espejo me ve llorar. Pero tú no.
Y yo siento mi orgullo. Pero tú no.
Yo sé cómo el espejo se sorprende de ver agua en mis ojos, y yo también.
Nunca lloro...CASI nunca lloro.
Porque ni la cebolla, me hace llorar. Pero tú sí.